jueves, 21 de julio de 2011

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Cuando era chico un día mi papá estaba pintando la casita de Talar, y tenía en una botella de Sprite de esas de plástico duro cargada agua.

¿Por qué le pones esprait a la pared pa?
Para que después quede con gustito.

Cuando la pintura se secó, lo tengo que decir, le pasé la lengua. Esa fue la primera vez que probé una pared.

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Es inevitable contrastar, todo el tiempo. Contrastar con cómo se estaba antes. Con lo que se tenía, con lo que no, y con lo que tenemos hoy, y lo que no. Personalmente creo que el saldo no puede ser más que positivo, porque uno siempre ha avanzado. Es cierto, a veces uno se siente más viejo. Es cierto, uno a veces se pregunta cuánto más esperar para que algo que quiere se de. Pero también hay que mirarse a uno y reconocer su propio crecimiento, que es inevitable que no lo haya.

Porque el problema amiguitos míos, ya lo sabemos, es siempre la paciencia. Y pobre de aquel que no entienda que es una necesidad humana (sí, lo es) hacer las cosas mal, equivocarse. Nos cabe el riesgo porque ahí es donde nos sentimos vivos. Es el recorrer las galerías de Paris, ese otro cielo de Cortázar, y no quedarse mirando las plantas crecer. O al menos no antes de tiempo.

Me alegra mucho, mi querido L, que veas que la felicidad está en las pequeñas cosas. Que no es necesario demostrarle nada a nadie. Que lo primero siempre es uno y el resto es, cuando afilan sus dedos, de palo. A mi la verdad no me interesa que me entienda nadie. Porque por otro lado creo que nadie puede entender a nadie completamente. Ni siquiera uno mismo. Se pueden entender actitudes, pero en verdad uno hace las cosas porque sabe que en este o en aquel rincón le hacen bien. Aunque también sepa que le hacen mal.

Y es hora de que asumamos, y creanme que eso sirve para calmarse, que en la vida el porcentaje de cosas que depende de nosotros es pequeño. Y posta que la suerte existe y para mi es todas aquellas cosas que no podemos controlar y casi ni siquiera explicar. Quien haya jugado al TEG sabe de lo que hablo. Si los dados no te tiran seis, no te tiran seis, y no hay nada que hacerle mi chango. Que quien tira los dados somos nosotros? Es cierto, pero eso no quiere decir que los podemos controlar.

La única refutación a mi teoría de la suerte que acepto (que en verdad no es una refutación, sino un bemol) es que a la misma hay que ayudarla. Porque si no, claramente, la vida nos pasa por las narices, y el culito hay que moverlo también, cause nazing is sou isi. De eso se trata también.

River se fue a la B. Argentina quedó eliminada de la CA en cuartos. Dejenme decirles, y sepan disculpar los vómitos de sincericidio, que nos afectan tanto porque nos proyectamos en esas personas. Me llamó mucho la atención en la cancha, el día del descenso, un hombre que con las venas del cuello peligrosamente hinchadas, con los ojos inyectados y desgarrandose la garganta gritaba "Por ustedes me fui a la B, por ustedes me fui a la B". Querido hermano riverplatense, vos no te fuiste a la B, se fueron los responsables de que eso pase. Usted es responsable de su vida y no le huya a eso. Llore porque no logra lo que quiere. Llore porque su familia no es feliz, porque no tiene trabajo o porque no puede realizarse. Pero no espere que los demás se realicen por usted. Nosotros jugamos partidos de fútbol cada día. Jugamos CA cada día, también promociones. Todo lo que está en nuestras manos es reconocer que esas son las ocasiones que dependen de nosotros. Que es en esos momentos en los que tenemos que sacar la fuerza, el corazón y las pelotas para ganar.


Y si, se puede perder. El perder existe. No lo neguemos más. Ganar es lo opuesto a parder y son lo mismo, por ello. La cultura oriental lo sabe. El ying. El yang. Entonces entendamos que no todo en la vida es triunfar. Porque cuando perdemos un laburo, cuando perdemos una novia, cuando perdemos a un ser querido, aunque cueste tanto verlo, también ganamos. ¿Cómo lo se? Porque duele. ¿Y qué tiene eso que ver? Que lo que duele es crecer.

Entendamos que lo que está en nuestras manos es improvisar, todo el tiempo. "Si esto hubiera sido así, hubiera hecho esto, pero fue asá" Y bueno viejo, fue asá. Te vas a quedar con eso? Pues no, hay que improvisar muchacho, porque si no nos hundimos.

Hay que ser vanguardia. Hay que ir al frente. Aunque los domingos sean domingos, aunque el invierno sea invierno. No queda otra que seguir yendo; ya lo dijo Serrat.




Las paredes, ya aprendimos, no tienen gustito a esprait. Son para darselas en la frente. Y para escalarlas. Así que, su ruta.



Salud y buenos alimentos.

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