jueves, 19 de junio de 2008

¿Matar o morir?


Venía ya algo sorprendido por la promoción de canal 13 del partido Argentina Brasil, en el que mostraban escenas en las que los jugadores se golpeaban bastante agresivamente, sin intención de jugar la pelota, sino sólo de golpear al rival. Las imágenes iban acompañadas de una voz que marcaba contraposiciones entre brasileros y argentinos y decía algo así como que HABÍA QUE GANAR. La promoción se coronaba con unas ilustraciones de armaduras y espadas pseudo medievales que rodeaban los nombres de los dos países y enmarcaban fecha y hora del encuentro. Pero como si esto no bastara, ni bien terminó el partido, al entrar a la página de Olé, me encontré con la imagen que aparece más arriba, en la que el titular principal reza "A matar o morir". Ya me pareció demasiado y no pude evitar capturar la pantalla antes de que reemplacen el titular. Todo esto viene a que me parece un despropósito por parte de estos dos medios, más teniendo en cuenta los tiempos que corren. Estos dos medios que, como todos los otros, cuando alguno se reviente a piñas en un estadio salen a hablar de esos locos sin razón que van a la cancha a pelearse, y se llenan la boca con frases como "arruinan el espectáculo deportivo" "son siempre la misma manga de inadaptados" "el que sale perjudicado es el tipo que quiere disfrutar del partido" y más aún, hasta discuten qué medidas debería tomar la AFA, el COPROSEDE, los clubes y la mar en coche... que quita de puntos, que derecho de admisión, que multas económicas, que clausura de estadios... Ahora bien, ¿nadie se da cuenta de que ellos también son parte del juego y que en vez de ayudar a apaciguar los ánimos dramatizan situaciones deportivas del mismo modo en que lo hacen los violentos, aunque en menor medida? ¿Nadie intuye la responsabilidad que tienen por ser conformadores de la opinión pública? ¿Nadie osa pensar lo peligroso que es gritar a los cuatro vientos este tipo de mensajes? Evidentemente si lo hicieron, tomaron el otro camino. Hay una contradicción total entre los discursos políticamente correctos con los que se llenan programas y artículos y lo que después anuncian con bombos y platillos y sin ningún tipo de recaudos. Y hay dos situaciones que agravan más el problema: la primera, que se trata de mensajes subliminales y la segunda que son inmediatos y rápidos de leer; basta sólo con ver 30 segundos de TV o pasar 3 segundos por la página de Olé para que el mensaje impacte en nosotros. Y si se quiere, podemos agregar lo fácil que es caer en la tentación de sumarse a ese discurso, los Argentina Brasil y los River Boca son los paraísos para seducir al público y movilizarlo según necesidades impuestas. Se conforma así un cóctel muy peligroso, que llega a un público enorme, mucho más numeroso por caso que los que luego van a detenerse a leer los artículos o mirar los programas moralizantes. Siempre se trata de lo mismo, de responsabilidades, de tomar conciencia de los alcances que puede tener un enunciado que cuando terminamos de lanzarlo ya perdimos todo control sobre él y puede llegar a rinconces insospechados. No se pueden tomar a la ligera el titular de un diario o la promoción de un partido de fútbol, llegan a mucha gente y más siendo el nuestro un país tan futbolero. Todo lo que se habla acerca de la violencia en el fútbol queda aplastado, se retrocede, se anula lo que se dijo para volver a estadios anteriores. Y lo grave es que son enunciados que parten de medios de comunicación, lo que les otorga cierto aval. Legitiman el sentimiento violento hacia el rival, lo ven como enemigo y no como competidor y establecen ante los ojos de millones la ley del "vale todo", que no es más que la semilla invisible de conductas de puño y cuchillo.

22-6-08

Ayer encontré un fragmento interesante en un texto de Gui Bonsiepe, que resume a la perfección lo que intenté decir más arriba:

"La industria de la comunicación (...) moldea la consciencia y el inconsciente, de los miembros de una sociedad. Canaliza, controla y manipula. Goza de mucho más poder -y por lo tanto tiene mucha más responsabilidad- de lo que en general se sabe y de lo que admiten quienes usan esta industria para sus fines."

Gui Bonsiepe, "Educación para el diseño visual"